Clement Inbona

Después de la tempestad, ¿vendrá la calma?

Más de la mitad de la humanidad va a acudir a las urnas en 2024. Los resultados de los primeros escrutinios han provocado a menudo un pánico bursátil. ¿Son tormentas en un vaso de agua?

Al decretar la disolución de la Asamblea Nacional antes incluso de que terminara el recuento de las elecciones europeas, el presidente Emmanuel Macro sumió a Francia en la incertidumbre política. La reacción de los mercados financieros no se hizo esperar, ya que al día siguiente la Bolsa de París cayó, tanto frente a sus homólogas europeas como frente a los mercados estadounidenses. El tipo de la deuda francesa también subió frente al bono de referencia alemán. ¿Estamos ante una desconfianza más profunda o un sobresalto coyuntural?

Si nos fijamos en las elecciones celebradas recientemente en el mundo, la respuesta se inclina más bien por la segunda hipótesis. A comienzos de junio, la rotunda victoria cosechada en México por Claudia Sheinbaum, que desarrolló una campaña con el eslogan «Por el bien de todos, primero los pobres», fue recibida con caídas en la Bolsa en cuanto reabrió el mercado. Con un descenso del peso del 4 % frente al dólar y una bajada de las acciones del 6 %, este movimiento se atemperó el día después de las elecciones a raíz de un discurso pensado para tranquilizar a los mercados financieros. Así pues, la lucha de clases trata de cuidar a las clases de activos mexicanas.

En la India, la reelección de Narendra Modi el pasado 4 de junio, con una victoria menos rotunda de lo esperado, tampoco tranquilizó a los inversores. Estos últimos votaron con su dinero contra las acciones indias al día siguiente del escrutinio, cuando el índice de referencia del país, el Nifty 50, se dejó casi un 6 %. Aquí también esta desconfianza se evaporó con rapidez hasta borrar totalmente este movimiento bajista.

En Francia, habrá que esperar hasta el 7 de julio para conocer el resultado del escrutinio, pero los mercados ya han comenzado a recortar las primas de riesgo específicas del país. Prueba de ello fue la emisión de deuda pública francesa del 20 de junio, que cosechó unos niveles de suscripción y unos tipos de emisión tranquilizadores. La Bolsa de París también ha comenzado a recuperar una parte del retroceso que acumulaba una semana después de la disolución. Después de analizar en caliente los programas económicos de los bloques políticos en liza y tratar de anticipar las consecuencias del escrutinio, los inversores parecen ver que el horizonte se aclara poco a poco, aunque siga siendo incierto. Las medidas más costosas están desapareciendo progresivamente de los programas y podrían hacerlo aún más con el ejercicio del poder, ya que, si bien los programas electorales tienen como objetivo seducir a los electores, el ejercicio del poder puede obligar a mostrar realismo y rigor si uno espera mantenerlo. Señalaremos también que Francia está cubierta por el paraguas del euro, la moneda comunitaria que se ha dotado de un conjunto de herramientas reforzado por el Banco Central Europeo y que permite contener el riesgo de ampliación de los diferenciales de la deuda emitida por sus miembros.

La máxima que han tomado prestada varios políticos franceses, esa que reza que las promesas solo vinculan a quienes se las creen, parece que no ha engañado totalmente a los mercados financieros. La incertidumbre política está muy presente en Francia, es indudable, pero, como ha ocurrido en otros lares, podría disiparse automáticamente gracias a un desenlace rápido a partir del 8 de julio.

 

Redactado el 21/06/20224 Clément Inbona, gestor de fondos de LFDE
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