Clement Inbona

Un punto no crea una tendencia

La temporada de resultados empresariales del primer trimestre, que está tocando a su fin, permite ya extraer algunas lecciones en clave macroeconómica.

A ambos lados del Atlántico, las cifras de beneficio por acción anunciadas han superado las previsiones de los analistas financieros por casi un 8 %. Eso tiene mucho de falsa sorpresa, ya que, antes de publicar resultados, las empresas juegan a dirigir al consenso hacia unas expectativas ligeramente inferiores a la realidad. La finalidad es sorprender al alza el día D y guiar las expectativas de los próximos trimestres hacia arriba. La prueba la tenemos en el efecto sobre las cotizaciones bursátiles al día siguiente de la publicación: en promedio, es nulo en el caso de las acciones del Euro Stoxx, incluso ligeramente negativo en los integrantes del S&P 500, señal de que los inversores no caen en este engaño.

Por el contrario, los resultados empresariales permiten sacar una conclusión clara: el vigor de la economía estadounidense, cuyo crecimiento nominal se cifra en estos momentos en el 5,5 % interanual, se traduce en un incremento de los beneficios del 8 % durante el periodo, pero la situación es más desigual en la zona del euro, donde el crecimiento nominal solo llega al 3 % y lastra los resultados de las empresas del Euro Stoxx, que caen un 7,5 % con respecto al año anterior. Esta divergencia se explica también por la composición de los índices de las dos zonas. La caída de los precios de las materias primas tiene un impacto significativo en los beneficios europeos a causa de unos efectos de base negativos, mientras que en EE. UU. los Siete Magníficos constituyen una fuerza motriz muy potente por su peso en los índices y, sobre todo, sus actividades en el ámbito de la inteligencia artificial (IA). Si los excluimos del índice, el crecimiento de los beneficios pasa a ser nulo, mientras que el de los Siete Magníficos se eleva a un nivel estratosférico superior al 50 %. Solo NVIDIA, el valor estrella de la IA, ha multiplicado más de cinco veces sus beneficios en un año. Por lo tanto, esta empresa es responsable ella sola de la mitad del aumento del beneficio por acción del índice S&P 500.

Esta temporada de resultados también dejó numerosas lecciones para los próximos trimestres. El buen tono de las cifras macroeconómicas en EE. UU. y el rebote del crecimiento europeo después de cinco trimestres seguidos de atonía se traducen en revisiones al alza de los beneficios previstos en el ejercicio 2024 a ambos lados del Atlántico. No obstante, se observan dos tendencias. En Europa, los analistas están revisando al alza desde el mes de abril sus estimaciones para 2024 y el ratio de revisiones al alza frente a revisiones a la baja ya es superior a 1, señal de que la recuperación ha adquirido una difusión amplia. En EE. UU., las expectativas, aunque se han revisado al alza, se concentran en el restringido grupo de los siete valores de mayor capitalización. Así, cuando estos se excluyen del S&P 500, los beneficios de las 493 empresas restantes se han revisado a la baja en 2024.

Huelga decir que un punto no crea una tendencia, pero brinda algunas perspectivas interesantes para el futuro más inmediato.

 

Terminado de redactar el 24.05.2024. Por Clement Inbona, gestor de fondos de LFDE

 

 

En pocas palabras

Reino Unido: Se avecina una alternancia. Tras anunciar el primer ministro Rishi Sunak la celebración de elecciones anticipadas el 4 de julio, los sondeos indican que el partido conservador debería pasar a la oposición después de 14 años al frente del gobierno. Atacado por todos los flancos por su balance económico (caída del poder adquisitivo, tipos de interés elevados) y social (crisis del sistema sanitario y de la vivienda), la convocatoria de elecciones anticipadas parecía inevitable. Las cicatrices del Brexit y la crisis del COVID todavía son visibles en el Reino Unido.

Lo bueno y lo demasiado bueno. Las estimaciones preliminares de la encuesta PMI a directores de compras correspondiente al mes de mayo van en la dirección correcta en la zona del euro, donde se observa una recuperación progresiva de la demanda, un descenso continuado de la inflación, el mantenimiento de los niveles de empleo y una mayor confianza de las empresas. En EE. UU., lo que se observa es aún mejor, ya que el PMI manufacturero volvió a la zona de expansión y el PMI de servicios se situó claramente por encima de las previsiones con un 54,4, frente al 51,2 esperado. La única sombra es la dinámica de la inflación, que ha repuntado ligeramente. Paradójicamente, la reacción de las bolsas ante esta oleada de buenas noticia fue negativa: los inversores temen que el vigor de la economía estadounidense aleje una vez más los primeros recortes de tipos de la Fed.